El microcemento es un revestimiento continuo compuesto por una mezcla de cemento, resinas, polímeros y pigmentos, que se aplica en capas delgadas sobre diversas superficies, tanto horizontales como verticales. Su instalación no requiere la remoción de materiales existentes, lo que simplifica el proceso y evita la generación de escombros.

Este material es completamente impermeable, lo que lo hace ideal para áreas húmedas como baños y cocinas, previniendo filtraciones y la formación de moho u hongos. Además, al crear superficies sin juntas, el microcemento proporciona una apariencia continua que amplía visualmente el espacio y, al utilizar tonos claros, aumenta la luminosidad del ambiente.

Con un espesor aproximado de 2 mm, el microcemento puede aplicarse sobre una variedad de materiales, incluyendo terrazo, cerámica, piedra natural, pladur y yeso, sin necesidad de retirar los revestimientos previos. Está disponible en una amplia gama de colores y acabados, desde tonos neutros hasta más vibrantes, y con texturas lisas o rugosas, permitiendo una personalización acorde al estilo deseado.

Para garantizar la seguridad en zonas propensas a la humedad, como los baños, es posible aplicar un barniz especial que otorga propiedades antideslizantes al microcemento, reduciendo el riesgo de resbalones. Además, su versatilidad permite revestir no solo suelos y paredes, sino también elementos como lavabos, bañeras y duchas, ofreciendo un acabado suave y agradable al tacto.

El mantenimiento del microcemento es sencillo, ya que sus superficies continuas sin juntas dificultan la acumulación de suciedad. Se recomienda limpiarlo con agua y jabón neutro, evitando productos químicos agresivos que puedan dañar el material.

En resumen, el microcemento es una opción moderna y funcional para la renovación de baños, ofreciendo durabilidad, estética y facilidad de mantenimiento.